El que tiene miedo de la pobreza no es digno de ser rico.
Voltaire.
Les cuento un cuento. MAMÁ, En mi casa,
comíamos tres (3) veces al día, caraotas con arroz, casi todos los días, a
veces con tajada, a veces con espagueti, a veces con huevo, pero siempre
caraotas. La merienda para la escuela, eran las empanadas que se reventaban o
también, arepas rellenas con queso y mantequilla; las arepas rellenas con
mortadela y mayonesa, solo cuando había, y el jugo para pasar la merienda, agua
del grifo de la escuela, antes no existían los filtros, no eran necesario, ya
que el agua era potable, todos los días -desde q tengo memoria hasta un tiempo
antes de su muerte- elaboraba y cocinaba las empanadas y arepas que mi PAPÁ
vendía, si vale, era una rutina diaria que comenzaba desde muy temprano en la
madrugada, el local donde las teníamos que llevar estaba ubicado cerca del Mercado
Periférico de la Candelaria, parroquia Miguel Peña, Valencia, Carabobo, el cual
conocíamos como "El Botiquín".
Se cocinaba en lo que ella llamaba, El Fogón,
una cocina improvisada de bloques y leña, este se ubicaba al final del patio de
la casa, casi todos los días caminábamos por los alrededores en busca de leña para
El Fogón, no por tener escasez de gas doméstico, porque teníamos dos bombonas
de las grandes, era solo que la cultura de ese entonces, era ahorrar, en mi
casa ahorrábamos de todo, la luz, el agua, el gas, ropa, zapatos y demás “lujos”
de la época como una bicicleta o un televisor. Hubo varias oportunidades q nos sentíamos
agraciados de obtener retazos de madera (leña) q las carpinterías necesitaban
deshacerse de ellas, y estas contrataban carretas de mulas para esa tarea, las
cuales llegaban con su cargamento y las depositaban frente a mi casa, todo
esto, para mantener en stop el combustible para cocinar las empanadas y arepas.
De niño, andaba con camisas, pantalones
e interiores, todos desgastado o rotos, y no me daba pena, fíjense, la
importancia de la marca o la ropa cara, no existía, mi ropa, todas, con algunas
excepciones, eran heredadas de mis hermanos mayores, o de algún primo, vecino o
amigo que nos las regalaba, casi siempre, con un hueco remendado, porque según
“servía todavía”, mis mejores prendas eran franelas de propaganda de algún
insecticida, detergente o repelente contra mosquito en forma de caracol, estas
prendas igualmente servían para los paseos de los domingos, le llamábamos “ropa
pa´ salir”, ¿imagínense como era la ropa pa´ entrar?, mis pantalones diarios,
eran los de mis hermanos que ya no usaban, los picaban con tijeras y convertían
en cortos, esos eran los llamados “para andar en la casa”. Los zapatos, recuerdo
tenían agujeros, ¡huecos!, tanto por debajo, como por arriba, los huecos de
abajo, los de las suelas pues, les colocaba un cartón de leche, doblado por
dentro, esto con el propósito para no abrirle otro hueco a la media, imagen muy
parecida a la usadas por Cantinflas o Charlie Chaplin.
Todo lo narrado corresponde a la época donde
me crie, crecí, formé y eduque, todo eso sucedió en La Urbanización El Palotal,
unas de las primeras urbanizaciones populares, construidas por el Banco Obrero,
hoy ubicada en la Parroquia Miguel Peña, al Sur de Valencia, allí estudie
primaria, sí, en la misma Urbanización, en la esquina, al final de la vereda,
quedaba la escuela donde me forme, Escuela “José Rafael Pocaterra” pública y
gratuita, estudie 7 años, porque repetí 5to grado, según dijo MAMÁ, “si no
sabía, debía repetirlo”, como estudiante de primaria, siempre faltaba algo de
los útiles escolares, a veces cuadernos, otras veces el lápiz y siempre faltaron
los colores, en ese mismo orden y hablando de libros, era extremadamente raro
contar con un libro nuevo, existía en mi familia un libro que era como la
biblia, perteneció y se usó por todos en la casa, imagínense, yo era el sexto y
los uso mis otros dos hermanos menores, ese libro se llamaba El libro arcoíris y
los teníamos uno para cada grado de primero a sexto grado, a esos libros, casi no
le quedaban hojas de tanto uso que le dimos, estaban tan deteriorados que al
sacarlo para su estudio algunos dejaban caer páginas, siempre estaban
remendados y forrados, ah era lo único nuevo, el forro de los libros y
cuadernos, todos estaban forrados con un papel verde, parece q en esa época solo
había ese color, hasta “Las Zamuras” (un juguete que construíamos con caña y
papel, parecidos a las cometas) las hacíamos de un pliego de papel verde. Uds. se
preguntarán, ¿y los lápices? Ah bueno; a
ellos no solo le sacábamos punta con cuchillos u hojilla, también era utilizádo
el lápiz hasta lo último, ¿sabes? donde termina la madera y comienza la latica
que “tenia” el borrador. Igualmente recuerdo, existía también lo que llamábamos
el bulto, algo así como la mezcla de un maletín de medico con un morral de
espalda, solo que este “bulto” era de un cuero grueso, si pero estos los usaban
aquellos que podían comprarlos, nosotros sustituíamos esos “bultos” … Por; una
bolsa plástica, si, esa nos servía para mantener agrupados y ordenados los “útiles
escolares de la época, al increpar a nuestros padres de porque el uso de la
bolsa y no el bulto, como todos los demás, allí explotaba el imaginario del
momento, y respondían con una y segura inteligente y segura respuesta. -con esa
bolsa no se te mojan los útiles cuando llueva- listo!, ¿quien puede refutar tan
explicita respuesta? Pues nadie, con eso nos conformábamos y repetíamos si nos
preguntaban.
Otro detallazo, -que son muchos y los iré
relatando poco a poco-, “El Uniforme Escolar”, prenda de vestir de uso
obligatorio y el cual servía para evaluar el desempeño de las madres en el
mantenimiento de la limpieza, apariencia y cuido de sus hijos ante “La sociedad
de la época” la cual les exigía a todas las madres por igual, el uso impecable
y blanquísimo de esa prenda de vestir. Ese uniforme hoy en día, estaría dentro
de las prohibiciones por violación de los derechos del niño niña y adolescentes.
Sí, Uds. dirán q exagero, pero es q esa “cosa” con la que vestían a los niños
de primaria de esa época, violaba todo acuerdo, convención, resolución o
tratado mundial de hoy, eso parecía una armadura y además, debíamos mantenerlo
limpio por toda la semana, y mire Ud. el rollo que se metía uno si lo
ensuciaba, los mayores de cincuenta saben cómo corregían nuestras madres esas “imperfecciones”
de los hijos en la escuela, siempre remataban diciendo -que van a decir de mi
las otras madres si te ven así de sucio y descuidado- ¡pecado mortal¡, ah
bueno, esa cosa la llamaban " GUARDA POLVO", era algo parecido a un
cruce de, bata de Chichero con Guayabera y cuello de tortuga, excepto,
que los botones estaban del lado derecho y el cuello era como una correíta que
se abotonaba de lado a la altura del cuello, blanco que alumbraba y
extremadamente planchada, al estar abotonada por completo, parecía que estaban
ahorcándonos, tiesa por el almidón que le ponían, derechita y acartonada, esa
era la camisa del uniforme de la escuela, semejante tortura física y psicológica
por aquello de mantenerse pulcro hasta llegar el viernes, el uniforme constaba
de: Guardapolvos Blanco, Pantalón Kaki y zapatos negros, las niñas asistían con
un vestido de pliegues blanco y encima un delantal de vichi rojo, muy bien
apretadas las colitas del peinado por aquello de los piojos.
“Actos Culturales” Si participaba, había que disfrazarnos,
“más vale que no”, allí mis padres se le desbordaba la creatividad. Recuerdan
la expresión, ¡“hacían de tripas corazón” Ah bueno!, ellos hacían de
cortinas y sabanas, capas o ruanas, si el acto requería disfrazarse de campesino,
me enrollaban los pantalones, nos ponían alpargatas, ¡y pa la escuela!,
Si por el contrario nos correspondía ir
disfrazado de algunos personajes de televisión, bien sea Batman o El Zorro,
igual, una capa de cortina que nunca era negra, el bigote y antifaz pintado con
carbón del fogón, ¡y pa la escuela!
Las celebraciones religiosas, días de la
virgen o días de las madres, todas esas fechas debíamos llevar flores. ¿A qué
no saben de dónde salían? De donde más, antes no se compraban flores, las buscábamos
en el jardín de la casa o de algún otro vecino, hacíamos un ramillete. ¡Y pa la
escuela! pero se resolvía siempre, siempre resolvían, no quedábamos mal en la
escuela.
La secundaria la estudie, en la Normal
“Simón Rodríguez” de la Manguita, pero eso es otra historia, otro día se las
cuento con más detalle, allí me gradué de maestro, luego di clases, Diurna y
Nocturna en la Parroquia Miguel Peña, hasta q me jubile, con 30 años de
servicio.
Con todas esas necesidades, jamás nos
faltó, comida, medicinas, atención hospitalaria, ni la leche, tanto en casa
como en la escuela, líquida y en polvo, pero tampoco nos faltó, el apoyo para
solucionar "todo" por parte de mi madre y mi padre, de allí –de las
empanadas y arepas- nos criamos y educamos hasta el bachillerato, ocho (8)
hermanos, "cuatro hembras y cuatro varones", así de orgullosos nos
presentaba, nuestro padre en sus narraciones con amigos. Gracias a Dios, y a
los padres que tuvimos, nos educaron con disciplina inculcándonos valores
firmes, sin vicios, ni malas costumbres.
Hoy con dos (2) pregrados y dos (2)
posgrados, jubilado, estoy viviendo la mayor pobreza que he padecido, falta comida, medicinas, dinero, bajando de
peso, y lo que había conseguido de prosperidad por mi carrera, hoy siento que
estoy muy por debajo del plano que viví durante mi niñez, pero con la diferencia, que no hay
padres que resuelvan, que nos protejan, hoy no es posible vivir de la venta de
arepas y empanadas, porque no hay harina, como cuando estábamos pequeños,
lamentable que en este momento, vivamos de esta manera, más pobres, actualmente
no puedo vivir con lo que percibo como docente jubilado del Ministerio de educación,
todos los estudios que significaban un cambio y estabilidad económica no son
suficientes para mantenernos.
Ahora sé lo que es ser pobre, ahora sí
sé, lo que es, “POBREZA”, porque las carencias, el miedo y las necesidades, las
estoy viviendo y padeciendo a diario.
“LOS POBRES DE
ANTES, SERÍAN LOS RICOS DE HOY”.
“LOS MALOS GOBIERNOS DE ANTES, PASARON A
SER, LOS MEJORES GOBIERNOS QUE HEMOS TENIDO
En verdad espero y deseo que esta
situación cambie de una vez y para bien; que logremos mejorar nuestra calidad
de vida y la de Venezuela, para así poder disfrutar los años que nos quedan en
sana paz.
Juan Tortolero
Maestro, Profesor, Politólogo.
4 comentarios:
Excelente amigo, te apoyo y comparto tu indignacion... yo tampoco fui rica, jamas tuve de sobra, pero mis padres se esforzaron para que nunca nos faltara el calor de un hogar, un plato de comida, valores, el amor y la seguridad... hoy esta situacion que estamos viviendo es cada dia mas estresante, que a mis 40 años por primera vez este sintiendome pobre y teniendo un trabajo es como de una pesadilla de la que quiero despertar... desde la distancia un fuerte abrazo y pues sigamos unidos orando y dando lo mejor por nuestra querida Venezuela :D
Hermano. mejor dicho imposible, fue la infancia que tuvimos y que cada dia nos enorguyese, nos criaron con dificultades pero sin las carencias de hoy día, teníamos Salud en Hospitales públicos, Medicinas en Asistencia Social, Educación Publica, gratuita y de Calidad. como quisiera vivir de nuevo esa pobreza de nuestra infancia...
Caramba...me quito el sombrero. Soy docente jubilada con 32 años de servicios. Hija de emigrantes españoles y orgullosa de haber nacido en la Venezuela pujante del año 1.947. Testigo en ciernes de la caida de la dictadura del General Marcos Pérez Jimenez y pobre como usted, estudié con los mayores sacrifios paternos, pero rica en formación de hogar y de valores morales como esos que escasean hoy en los mejores estratos sociales y que creo que ya no existen. Eramos ricos y no lo sabiamos. Ahora si puedo gritar a los 4 vientos que somos pobres; que nuncs pensé pasar la vejez que estoy pasando y en dictadura menos pues cuando Perez Jiménez por lo menos el malandraje era castigado por la dictadura y ahora es amparado por los que ejercen el poder y la tiranía.
Buen Día, fue como una película que también participe, Bellísima...No Perdamos La Fe...Venezuela Volverá a Ser Prospera...Abrazos
Publicar un comentario