viernes, 7 de octubre de 2016

La ley del politólogo




Entre hombre y hombre no hay gran diferencia. 
La superioridad consiste en aprovechar 
las lecciones de la experiencia.
Tucídides



ESTEBAN ORIA
Presidente de la Federación de Politólogos de Venezuela.
15 DE ABRIL 2016 - 12:31 AM
Desde la Grecia de Platón y Aristóteles cuna de la civilización occidental y de la democracia y a lo largo de la historia el fenómeno político fue parte del acontecer. Mujeres y hombres construyeron sociedades con base a ideas, plasmaron la organización del estado y gestaron el hecho político.
Es un hecho político en la medida que este quiebre en la concordancia histórica refleja en la observación un evento argumentativo capaz de activar el registro metodológico y científico acorde a la observación de una realidad política y que para los efectos del investigador el fenómeno como tal se constituye en práctica política, comportamiento político o sistema político.
En este sentido la ciencia Política  se dedica al estudio de la actividad política como un fenómeno universal. Del mismo modo como se encarga de desarrollar la teoría del Estado, la principal forma de organización social.
Como disciplina universitaria la Ciencia Política  mantiene sus principales focos de conocimiento en el poder político y las características de su obtención y su ejercicio. La autoridad y su legitimidad. El Estado. La administración pública. Las políticas públicas. El comportamiento político. La opinión pública, la comunicación política, y las relaciones internacionales.
El politólogo como principal agente en la formación de las ciencias políticas tiene la tarea de estudiar la actividad política. De analizar, monitorear, entender  la actividad humana que tiende a gobernar o a dirigir la acción del estado. De hacer seguimiento a los procesos orientados hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de grupos y sociedades en función de la obtención del poder.
En la naciente democracia venezolana del 58 surge en la UCV el primer instituto de Ciencias Políticas de la mano del jurista español García Pelayo, y en 1973 nace la Escuela de Estudios Políticos. Luego se crearían escuelas de Ciencias Políticas en las principales Universidades del país entre ellas la Universidad de los Andes, Universidad del Zulia, Universidad Rafael Urdaneta, Universidad Fermín Toro, Universidad Valle del Momboy, Universidad Católica del Táchira.
En la UCV los primeros Licenciados en Ciencias Políticas egresaron en 1978, con tres subespecialidades: politología, relaciones internacionales y administración pública, hecho que sigue sucediendo hasta nuestro días.
El politólogo puede cumplir varios roles en la sociedad como: docente, investigador, asesor o consejero de grupos de interés, funcionario en la administración pública y privada, consultor, en el periodismo de opinión y finalmente el ejercicio de la praxis política elevando así la calidad del debate político y la cultura política.
Durante la vigencia de la democracia venezolana los politólogos han tenido una especial participación en los procesos de consolidación  del estado siendo uno de los intentos más  serios el proceso de reforma del estado entre los período 1986 y 1993 en lo que se denominó Copre, Comisión Presidencial para la Reforma del Estado.
Haciendo un poco de historia, la democracia de los primeros tiempos desde el 58 consolidó un sistema de partidos orientado hacia el bipartidismo dominado por Acción Democrática y el partido socialcristiano Copei con una ingente representación proporcional de las fuerzas minoritarias de izquierda. El sistema venia aquejando una serie de dolencias productos de la confección de un pacto político, lo que en palabras del politólogo Juan Carlos Rey (1989), en sus clásicos estudios sobre el sistema político venezolano, definió como: un “sistema populista de conciliación de élites”, según el cual los diversos grupos de poder, políticos, económicos, religiosos, militares, sindicales y otros tenían una representación y una participación en el proceso de toma de decisiones en el marco de los mecanismos redistributivos de la renta petrolera por parte del Estado.
Para ese tiempo el sistema democrático enfrentaba serios desafíos particularmente en los años ochenta, caracterizados por la crisis del modelo rentista producto de la baja de los precios del crudo, que limitó seriamente la capacidad del Estado para satisfacer las exigencias y demandas de los diversos grupos sociales y élites del país, produciendo serios conflictos sociales.
Los gobiernos de los presidentes Luis Herrera (1979-1984) y Jaime Lusinchi (1984-1989) se resistieron a implementar algún tipo de cambio en la política económica que permitiera una apertura para los capitales así como liberación en los principales componentes de la economía. A la crisis económica se sumó la política, producto de la deslegitimación de los partidos y de los continuos escándalos de corrupción. Este ambiente fue propicio para el surgimiento de una matriz de opinión pública “antisistema” y el fortalecimiento de los factores no democráticos que comenzaron a abogar por salidas extraconstitucionales a la crisis.
Casualmente la historia vuelve a repetirse en la actualidad, en el presente período del presidente Maduro también se observan las mismas circunstancias de baja de los precios del crudo, crisis del modelo rentista y escándalos de corrupción, solo que lo que anteriormente se denominaba sistema de conciliación de élites ahora es revolución socialista.
En el gobierno de Jaime Lusinchi se creó la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (Copre) con el objeto de debatir propuestas de reforma al Estado venezolano. La Copre propuso importantes reformas institucionales que implicaban una recomposición de la lógica de poder en el país. Por ejemplo para atacar el problema de la legitimidad de los partidos se realizaron intensos debates sobre el sistema electoral más representativo. Fue en 1989 durante el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez que todas estas discusiones cristalizaron con la reforma a la Ley Orgánica del Sufragio, en la que se estableció la representación proporcional personalizada para la elección de los diputados al Congreso Nacional y las asambleas legislativas. De esta manera, el ciudadano podía elegir 50% de los diputados en circunscripciones uninominales y el otro 50% por la lista del partido de su preferencia.
El proceso de reforma del estado implicó la  descentralización del Estado, la desconcentración y transferencia de competencias hacia las regiones y alcaldías, la elección directa de los gobernadores. Durante este período los politólogos tuvimos una excelente ocasión de impulsar y participar en dichos procesos de cambio que afectaron profundamente al Estado. En esta una generación de politólogos cabe mencionar a los colegas Ricardo Combellas, Miguel Manrique, Pedro Guevara, Eladio Hernández entre muchos.
La Politología se vio involucrada directamente  en la transformación del Estado, proceso que exhibía un éxito sin precedente con la implementación de la descentralización y la implantación del sistema de representación proporcional de las minorías, sin embargo el cambio estructural del Estado no pudo ser acompañado por un proceso social ni económico equiparable en calidad ni en cantidad.
La crisis social y económica explica el ascenso del presidente Chávez al poder, quien luego de su constituyente devolvió el país a los tiempos previos de la reforma política del 93, desmontando toda la estructura de descentralización y de representación de minorías que se había alcanzado, centralizando todo el poder en la Presidencia y retrotrayendo el país prácticamente a los tiempos de la dedocracia.
Desde el CNE se instauró un modelo electoral de mayorías legitimada  con la LOPE (Ley Orgánica de Procesos Electorales), el objetivo fue consolidar la permanencia de Chávez o su sucesor mediante prácticas tales como  el gerrymandering y el malapportionment, entendiéndose el primero como la modificación de las circunscripciones electorales con fines político-partidistas (Nohlen, 1995); en tanto que el malapportionment ocurre, según Nohlen (1995), cuando se busca una representación desigual de los electores para obtener una ventaja político-partidista, lo que, sin duda, conduce a una desproporcionalidad entre votos y escaños con respecto al tamaño de la población.
Desde el punto de vista del ejercicio profesional del politólogo, la actual estructura del Estado que la revolución socialista presenta es lo contrario al ideal académico moderno. Es una propuesta anciana que lesiona los principios fundamentales de los ciudadanos frente al Estado y plantea un modelo de país verticalizado, antirepresentativo. Con esta supuesta nueva visión país se intentan propagar y establecer en la sociedad venezolana una forma de autoridad única, un pensamiento lineal, un estilo de gobierno autoritario.
El llamado socialismo del siglo XXI nos trae una gobernabilidad 2.0, integrando una plataforma tecnológica para la automatización de los procesos electorales, el cual le rindió frutos mientras el sistema de mayorías les favorecía. El llamado blindaje informático siempre ha estado cuestionado por la poca transparencia de sus procesos. En el mismo tono se mantiene el gobierno electrónico en  las diferentes direcciones y ministerios quienes han implementado herramientas de IT para agilizar los procesos de atención al público.
En esta visión de la democracia digital la politología tiene el enorme reto de adaptarse para liderar las estructuras de mando y control de modo que podamos contar con una mayor calidad de gestión y una mejor base ética en la implementación de los servicios.
Derechos humanos de cuarta y quinta generación están llamados a transformar la forma en que las ciencias políticas aborda las relaciones de poder.
Al igual que el mercado digital o inbound marketing donde el cliente tiene el poder frente a las empresas, en la democracia digital los ciudadanos reclaman el poder frente al estado, exigiendo digitalización de los procesos de la administración pública y acceso a dichos procesos para su control de forma directa. Los ciudadanos desean participar en el voto electrónico desde sus hogares y acompañar decisiones que les afecten sus intereses. En este orden de ideas los politólogos están trabajando junto a los profesionales de las ingenierías y ciencias informáticas a los fines de consolidar las nuevas estructuras del Estado.
Obviamente que la politología venezolana reclama un cambio excepcional en el perfil académico que se presenta en las universidades a los fines de adaptarse a las nuevas exigencias de este mercado Laboral. En el campo del gobierno electrónico hay que hacer un énfasis focal y acercarse al conocimiento técnico y organizacional en el marco de la tecnologías de la información y del mismo modo en el área de la administración pública donde es evidente la existencia de espacios de conocimiento que son necesarios, en particular ampliar el alcance en materias tales como contaduría, matemáticas financieras, liderazgo, iniciativa empresarial, legislación fiscal, presupuesto, y otros.
Al igual que el resto de los profesionales, también entres los politólogos existe una alta camaradería y espíritu colaborativo, pienso que ha llegado el momento de plantearse un espacio gremial que facilite y acompañe el crecimiento profesional que coadyuve en la ordenación del ejercicio profesional y en la defensa de los intereses profesionales de los colegiados.
Naturalmente que es mayor la necesidad de colegiatura para los politólogos egresados en las menciones de administración pública y relaciones internacionales en el caso de la UCV y para aquellos politólogos empleados del estado dada la naturaleza directa de su espacio vital laboral. A tal respecto se quiere un Colegio Profesional Institucional que represente profesionalmente a  los egresados de las Ciencias Políticas y no un apéndice de organizaciones políticas. Se requiere de una figura representativa conformada por mujeres y hombres con ética y firmes valores.
No hay dudas que el protagonismo de esta iniciativa debe estar en manos de esta vanguardia de jóvenes profesionales que están por egresar y de aquellos profesionales egresados conscientes de su rol y de la trascendencia e importancia de la consolidación del ejercicio profesional. No olvidemos que en principio el Colegio de Politólogos es una necesidad recurrente desde el punto de vista formal en función del marco de relaciones laborales y una urgencia vocacional en el encuentro de intereses gremiales propios de nuestra profesión.
Finalmente la politología puede presentar la nueva generación de profesionales aptos para afrontar el reto de la cultura global dominante y en este escenario la propuesta del politólogo debe ser cónsona con las nuevas relaciones de poder que surgen de la cultura digital, el objetivo es lograr acercar el Estado a los ciudadanos sin menoscabar el ritmo de crecimiento del empoderamiento ciudadano.

El 13 de abril del 2016 los estudiantes de Ciencias Políticas de todo el país se han reunido en el Tercer Encuentro de Estudiantes de Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, un evento que concentra a más de 300 alumnos en una intensa jornada excepcional de debates y ponencias, ha sido un excelente trabajo del comité organizador coordinado por Ayrton Gonsalve y Rodolfo Molina para ellos nuestro reconocimiento y admiración y mucho éxitos para todos los futuros politólogos de Venezuela.

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