Entre hombre y hombre no hay gran diferencia.
La
superioridad consiste en aprovechar
las lecciones de la experiencia.
Tucídides
ESTEBAN ORIA
Presidente de la Federación de Politólogos de Venezuela.
15 DE ABRIL 2016 - 12:31 AM
Desde la Grecia de Platón y Aristóteles cuna de la
civilización occidental y de la democracia y a lo largo de la historia el
fenómeno político fue parte del acontecer. Mujeres y hombres construyeron
sociedades con base a ideas, plasmaron la organización del estado y gestaron el
hecho político.
Es un hecho político en la medida que este quiebre en la
concordancia histórica refleja en la observación un evento argumentativo capaz
de activar el registro metodológico y científico acorde a la observación de una
realidad política y que para los efectos del investigador el fenómeno como tal
se constituye en práctica política, comportamiento político o sistema político.
En este sentido la ciencia Política se dedica al estudio de la actividad política
como un fenómeno universal. Del mismo modo como se encarga de desarrollar la
teoría del Estado, la principal forma de organización social.
Como disciplina universitaria la Ciencia Política mantiene sus principales focos de
conocimiento en el poder político y las características de su obtención y su
ejercicio. La autoridad y su legitimidad. El Estado. La administración pública.
Las políticas públicas. El comportamiento político. La opinión pública, la
comunicación política, y las relaciones internacionales.
El politólogo como principal agente en la formación de
las ciencias políticas tiene la tarea de estudiar la actividad política. De
analizar, monitorear, entender la
actividad humana que tiende a gobernar o a dirigir la acción del estado. De
hacer seguimiento a los procesos orientados hacia la toma de decisiones para la
consecución de los objetivos de grupos y sociedades en función de la obtención
del poder.
En la naciente democracia venezolana del 58 surge en la
UCV el primer instituto de Ciencias Políticas de la mano del jurista español
García Pelayo, y en 1973 nace la Escuela de Estudios Políticos. Luego se
crearían escuelas de Ciencias Políticas en las principales Universidades del
país entre ellas la Universidad de los Andes, Universidad del Zulia,
Universidad Rafael Urdaneta, Universidad Fermín Toro, Universidad Valle del
Momboy, Universidad Católica del Táchira.
En la UCV los primeros Licenciados en Ciencias Políticas
egresaron en 1978, con tres subespecialidades: politología, relaciones
internacionales y administración pública, hecho que sigue sucediendo hasta
nuestro días.
El politólogo puede cumplir varios roles en la sociedad
como: docente, investigador, asesor o consejero de grupos de interés,
funcionario en la administración pública y privada, consultor, en el periodismo
de opinión y finalmente el ejercicio de la praxis política elevando así la
calidad del debate político y la cultura política.
Durante la vigencia de la democracia venezolana los
politólogos han tenido una especial participación en los procesos de
consolidación del estado siendo uno de
los intentos más serios el proceso de
reforma del estado entre los período 1986 y 1993 en lo que se denominó Copre,
Comisión Presidencial para la Reforma del Estado.
Haciendo un poco de historia, la democracia de los
primeros tiempos desde el 58 consolidó un sistema de partidos orientado hacia
el bipartidismo dominado por Acción Democrática y el partido socialcristiano
Copei con una ingente representación proporcional de las fuerzas minoritarias
de izquierda. El sistema venia aquejando una serie de dolencias productos de la
confección de un pacto político, lo que en palabras del politólogo Juan Carlos
Rey (1989), en sus clásicos estudios sobre el sistema político venezolano,
definió como: un “sistema populista de conciliación de élites”, según el cual
los diversos grupos de poder, políticos, económicos, religiosos, militares,
sindicales y otros tenían una representación y una participación en el proceso
de toma de decisiones en el marco de los mecanismos redistributivos de la renta
petrolera por parte del Estado.
Para ese tiempo el sistema democrático enfrentaba serios
desafíos particularmente en los años ochenta, caracterizados por la crisis del
modelo rentista producto de la baja de los precios del crudo, que limitó
seriamente la capacidad del Estado para satisfacer las exigencias y demandas de
los diversos grupos sociales y élites del país, produciendo serios conflictos
sociales.
Los gobiernos de los presidentes Luis Herrera (1979-1984)
y Jaime Lusinchi (1984-1989) se resistieron a implementar algún tipo de cambio
en la política económica que permitiera una apertura para los capitales así
como liberación en los principales componentes de la economía. A la crisis
económica se sumó la política, producto de la deslegitimación de los partidos y
de los continuos escándalos de corrupción. Este ambiente fue propicio para el
surgimiento de una matriz de opinión pública “antisistema” y el fortalecimiento
de los factores no democráticos que comenzaron a abogar por salidas
extraconstitucionales a la crisis.
Casualmente la historia vuelve a repetirse en la
actualidad, en el presente período del presidente Maduro también se observan
las mismas circunstancias de baja de los precios del crudo, crisis del modelo
rentista y escándalos de corrupción, solo que lo que anteriormente se
denominaba sistema de conciliación de élites ahora es revolución socialista.
En el gobierno de Jaime Lusinchi se creó la Comisión
Presidencial para la Reforma del Estado (Copre) con el objeto de debatir
propuestas de reforma al Estado venezolano. La Copre propuso importantes
reformas institucionales que implicaban una recomposición de la lógica de poder
en el país. Por ejemplo para atacar el problema de la legitimidad de los
partidos se realizaron intensos debates sobre el sistema electoral más
representativo. Fue en 1989 durante el gobierno del presidente Carlos Andrés
Pérez que todas estas discusiones cristalizaron con la reforma a la Ley
Orgánica del Sufragio, en la que se estableció la representación proporcional
personalizada para la elección de los diputados al Congreso Nacional y las
asambleas legislativas. De esta manera, el ciudadano podía elegir 50% de los
diputados en circunscripciones uninominales y el otro 50% por la lista del
partido de su preferencia.
El proceso de reforma del estado implicó la descentralización del Estado, la
desconcentración y transferencia de competencias hacia las regiones y
alcaldías, la elección directa de los gobernadores. Durante este período los
politólogos tuvimos una excelente ocasión de impulsar y participar en dichos
procesos de cambio que afectaron profundamente al Estado. En esta una
generación de politólogos cabe mencionar a los colegas Ricardo Combellas,
Miguel Manrique, Pedro Guevara, Eladio Hernández entre muchos.
La Politología se vio involucrada directamente en la transformación del Estado, proceso que
exhibía un éxito sin precedente con la implementación de la descentralización y
la implantación del sistema de representación proporcional de las minorías, sin
embargo el cambio estructural del Estado no pudo ser acompañado por un proceso
social ni económico equiparable en calidad ni en cantidad.
La crisis social y económica explica el ascenso del
presidente Chávez al poder, quien luego de su constituyente devolvió el país a
los tiempos previos de la reforma política del 93, desmontando toda la
estructura de descentralización y de representación de minorías que se había
alcanzado, centralizando todo el poder en la Presidencia y retrotrayendo el
país prácticamente a los tiempos de la dedocracia.
Desde el CNE se instauró un modelo electoral de mayorías
legitimada con la LOPE (Ley Orgánica de
Procesos Electorales), el objetivo fue consolidar la permanencia de Chávez o su
sucesor mediante prácticas tales como el
gerrymandering y el malapportionment, entendiéndose el primero como la
modificación de las circunscripciones electorales con fines político-partidistas
(Nohlen, 1995); en tanto que el malapportionment ocurre, según Nohlen (1995),
cuando se busca una representación desigual de los electores para obtener una
ventaja político-partidista, lo que, sin duda, conduce a una
desproporcionalidad entre votos y escaños con respecto al tamaño de la
población.
Desde el punto de vista del ejercicio profesional del
politólogo, la actual estructura del Estado que la revolución socialista
presenta es lo contrario al ideal académico moderno. Es una propuesta anciana
que lesiona los principios fundamentales de los ciudadanos frente al Estado y
plantea un modelo de país verticalizado, antirepresentativo. Con esta supuesta
nueva visión país se intentan propagar y establecer en la sociedad venezolana
una forma de autoridad única, un pensamiento lineal, un estilo de gobierno
autoritario.
El llamado socialismo del siglo XXI nos trae una
gobernabilidad 2.0, integrando una plataforma tecnológica para la
automatización de los procesos electorales, el cual le rindió frutos mientras
el sistema de mayorías les favorecía. El llamado blindaje informático siempre
ha estado cuestionado por la poca transparencia de sus procesos. En el mismo
tono se mantiene el gobierno electrónico en
las diferentes direcciones y ministerios quienes han implementado
herramientas de IT para agilizar los procesos de atención al público.
En esta visión de la democracia digital la politología
tiene el enorme reto de adaptarse para liderar las estructuras de mando y
control de modo que podamos contar con una mayor calidad de gestión y una mejor
base ética en la implementación de los servicios.
Derechos humanos de cuarta y quinta generación están
llamados a transformar la forma en que las ciencias políticas aborda las
relaciones de poder.
Al igual que el mercado digital o inbound marketing donde
el cliente tiene el poder frente a las empresas, en la democracia digital los
ciudadanos reclaman el poder frente al estado, exigiendo digitalización de los
procesos de la administración pública y acceso a dichos procesos para su
control de forma directa. Los ciudadanos desean participar en el voto electrónico
desde sus hogares y acompañar decisiones que les afecten sus intereses. En este
orden de ideas los politólogos están trabajando junto a los profesionales de
las ingenierías y ciencias informáticas a los fines de consolidar las nuevas
estructuras del Estado.
Obviamente que la politología venezolana reclama un
cambio excepcional en el perfil académico que se presenta en las universidades
a los fines de adaptarse a las nuevas exigencias de este mercado Laboral. En el
campo del gobierno electrónico hay que hacer un énfasis focal y acercarse al
conocimiento técnico y organizacional en el marco de la tecnologías de la
información y del mismo modo en el área de la administración pública donde es
evidente la existencia de espacios de conocimiento que son necesarios, en
particular ampliar el alcance en materias tales como contaduría, matemáticas
financieras, liderazgo, iniciativa empresarial, legislación fiscal,
presupuesto, y otros.
Al igual que el resto de los profesionales, también
entres los politólogos existe una alta camaradería y espíritu colaborativo,
pienso que ha llegado el momento de plantearse un espacio gremial que facilite
y acompañe el crecimiento profesional que coadyuve en la ordenación del
ejercicio profesional y en la defensa de los intereses profesionales de los
colegiados.
Naturalmente que es mayor la necesidad de colegiatura
para los politólogos egresados en las menciones de administración pública y
relaciones internacionales en el caso de la UCV y para aquellos politólogos
empleados del estado dada la naturaleza directa de su espacio vital laboral. A
tal respecto se quiere un Colegio Profesional Institucional que represente
profesionalmente a los egresados de las
Ciencias Políticas y no un apéndice de organizaciones políticas. Se requiere de
una figura representativa conformada por mujeres y hombres con ética y firmes
valores.
No hay dudas que el protagonismo de esta iniciativa debe
estar en manos de esta vanguardia de jóvenes profesionales que están por
egresar y de aquellos profesionales egresados conscientes de su rol y de la
trascendencia e importancia de la consolidación del ejercicio profesional. No
olvidemos que en principio el Colegio de Politólogos es una necesidad
recurrente desde el punto de vista formal en función del marco de relaciones
laborales y una urgencia vocacional en el encuentro de intereses gremiales
propios de nuestra profesión.
Finalmente la politología puede presentar la nueva
generación de profesionales aptos para afrontar el reto de la cultura global
dominante y en este escenario la propuesta del politólogo debe ser cónsona con
las nuevas relaciones de poder que surgen de la cultura digital, el objetivo es
lograr acercar el Estado a los ciudadanos sin menoscabar el ritmo de
crecimiento del empoderamiento ciudadano.
El 13 de abril del 2016 los estudiantes de Ciencias
Políticas de todo el país se han reunido en el Tercer Encuentro de Estudiantes
de Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, un evento que
concentra a más de 300 alumnos en una intensa jornada excepcional de debates y
ponencias, ha sido un excelente trabajo del comité organizador coordinado por
Ayrton Gonsalve y Rodolfo Molina para ellos nuestro reconocimiento y admiración
y mucho éxitos para todos los futuros politólogos de Venezuela.
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